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Crónica de los miedos del hombre

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Crónica de los miedos del hombre Empty Crónica de los miedos del hombre

Mensaje  Bernardo Dom Abr 24, 2011 4:51 pm

Crónica de los miedos del hombre
Reflexionoides darwinsnianas sobre la evolución.

Hace unos cuantos siglos, la vida en su comienzo remoto debió transcurrir en un espeso crepúsculo. No existía aún la razón, solo el instinto; cada movimiento sigiloso o violento nos ponía a salvo de las fauces hambrientas de los depredadores.

¿Cómo sería el miedo entonces hace millones de años cuando solo éramos microorganismos auto reproduciéndonos en silenciosos abismos marinos?

Majestuosos cataclismos que alteraban cíclicamente la quietud, irían transformándonos en lo que hoy somos. La espesa sopa cósmica que nos contenía, penetrada cada vez más profundamente por los rayos de un caliente sol a diez minutos luz de distancia, nos iría empujando hacia la superficie.

Es posible que a esta altura de los acontecimientos, la indetenible metamorfosis, nos había desdoblado ya en machos y hembras que harían sexualmente placentera la reproducción.

Nos fuimos asomando de a poco hacia ese otro medio gaseoso, fuera de nuestra lacustre vida, aprendiendo a respirar el intangible oxígeno, desarrollando sacos donde retenerlo, extraer de el lo vital y expulsarlo sin por ello dejar definidamente el agua. Nos convertimos en anfibios.

¿Cuales serían los miedos entonces?, ¿quizás mas racionales?. Seguiríamos alimentando predadores aunque mutilaciones mediante, logramos sobrevivir. Aprendimos a resguardarnos en ocasionales refugios, elaborando tácticas y estrategias de defensa y en este aprendizaje, fueron cambiando unos enigmas por otros; viejos miedos por otros.

Cambiaron los miedos, nos erguimos gradualmente en dos patas y ya no temimos tanto a los depredadores, los enfrentamos para convertirlos en alimentos y abrigo y más tarde los domesticamos. Pero aún quedaban los tremendos sismos, rugientes volcanes, desbastadores huracanes, inmensos meteoros cayendo del cielo y levantando densas nubes de polvo que oscurecían la luz en catastróficos periodos de tiempo.

Han pasado muchos siglos desde aquellos miedos primitivos hasta los actuales que aún atormentan al hombre y es tan inmensa la distancia, como la diferencia entre los que nos producía la naturaleza en su constante devenir y los que hemos creado en estos tiempos, construyéndolos ladrillo por ladrillo como una inmensa muralla que nos aprisiona.

Los miedos de hoy son una especie de intrincado laberinto que nos impide vivir libres aún cuando estemos convencidos de serlo. Dominamos mucho más la naturaleza, podemos navegar en medio de las tormentas y en el ojo mismo de los huracanes, investigamos tanto las profundidades de los océanos y la tierra como las del espacio infinito, curamos gravísimas enfermedades pero somos impotentes frente a la perversidad del sistema que elegimos para sobrevivir.
Es como si nos hubiéramos organizado para suicidarnos organizadamente.

Desde que el hombre persigue y explota al hombre, la vida se convirtió en supervivencia. La ambición y la injusticia son el caldo de cultivo de todas las endemias, el hedonismo incontrolable, reina sobre la gris rutina de quienes solo conocen de obligaciones con exiguos derechos, de necesidades inventadas y de sueños postergados por generaciones.

Desnudándome entonces para sentirme mas puramente “Homo Sapiens Erectus” y de cara a la estrella que aún nos emite luz y calor a diez minutos de distancia, proclamo mi dilema aún sin respuesta, ¿por qué?, ¿para que?.
Yo, “Hombre Genérico”, engendré esta sofisticada y poderosa máquina suprahumana que me convirtió en variable de ajuste de su existencia y que en su voraz gula, me toma, me recicla y me descarta excluyéndome.

Mientras tanto, mi entidad biológica, efímera y compleja creación de tiempo y espacio en estas latitudes cósmicas, con siglos de maceración en la cuba planetaria en que vivo; muere cada día convertida en excremento del monstruoso depredador que hemos creado y que nos devora insaciablemente.

Toti Ferrero
1996






Bernardo
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